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“EL 90% DE TODO ES MIERDA”

  • Writer: Gerardo Australia
    Gerardo Australia
  • 2 days ago
  • 6 min read

Updated: 8 hours ago

La Ley de Sturgeon y la mediocridad galopante


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Si de repente sientes que gran parte de lo que hay “allá afuera” (entretenimiento, arte, redes sociales, información, etc.) no sólo es excesivo, sino también una reverenda mierda, no estás solo. Ya en la década de 1950, el escritor estadounidense Theodore Sturgeon lo había formulado en su famosa máxima que, aunque suene cínica, encierra verdades incómodas sobre cómo la mediocridad y la excelencia conviven, aunque la primera lleve la delantera a pasos agigantados.




ORIGEN DE LA LEY STURGEON

De joven Theodore Sturgeon quería ser gimnasta, pero una fiebre reumática le truncó el salto de tigre con cuatro vueltas al aire, llevándolo a ganarse la vida como marinero, donde empezó a escribir. A él le tocó ser parte de la época dorada del género de la ciencia ficción, consagrándose por su novela Más que humano (1953).

Esta obra es fundamental porque Sturgeon no concibe el progreso humano como una mera carrera tecnológica de inteligencias artificiales y robots —el cliché del género—, sino como una evolución interior, donde el verdadero avance consistía en aprender a conectar, empatizar y cooperar hasta formar una conciencia colectiva: el Homo Gestalt. No soñaba con mejores máquinas, sino con mejores personas.

Theodore Sturgeon
Theodore Sturgeon

Desgraciadamente la ciencia ficción comenzó a ser vista como una “chafallada” (vocablo gallego que significa “sin valor” y de donde viene chafa). Harto de que se le tratara como literatura de segunda, en 1958 Sturgeon lanzó una bomba en la revista Venture Science Fiction, una perorata tan provocadora como lúcida que se volvería su legado más citado:

 “… si el 90% de la ciencia ficción es basura, es porque el 90% de todo es basura”.



LA MEDIOCRIDAD GANA TERRENO

La idea de que “lo mediocre abunda y lo excelente escasea” no era nueva. Ya a fines del siglo XIX, el político y escritor británico Benjamín Disraeli la había soltado en público: “Gran parte de los libros existentes son tonterías, y los inteligentes son la objeción a esas tonterías”.

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Es cierto, a lo largo de la historia, en cualquier disciplina creativa o intelectual, encontramos que, por cada obra maestra, hay miles de obras de “calidad tianguis”. Claro, podríamos apelar al afamado “en gustos se rompen géneros” (valor subjetivo), pero aun admitiéndolo, en la práctica realmente solo una minoría de las obras que se realizan en cualquier campo alcanzan un nivel sobresaliente, lo demás es relleno olvidable.

Ahora bien, frente a la avalancha de tanta mierda, el pensamiento crítico (capacidad de analizar, cuestionar y evaluar información de forma razonada, evitando prejuicios y aceptando múltiples perspectivas), parece ser el antídoto. Pero siempre habrá dos caras de la moneda. Ejemplo: un día escuchando a una banda de rock de tres adolescentes tardíos, comenté a quien me acompañaba: “… ¡tocan espantoso, no tienen talento, apestan!”. El cantante sonaba a gato siendo electrocutado, el baterista tenía el ritmo de una licuadora en huelga y el otro chico fue quien dio nombre a la famosa calle “Niño Perdido”. Entonces me contestó: “¿Qué prefieres, que estén tocando o asaltándote en la calle?”. Es la vez que más he aplaudido a la mediocridad (en pos de la seguridad pública).  Años más tarde los volví a ver, ¡pero en televisión! Eran la banda Trolebús, los exponentes premium del género “rock/canción rupestre” con miles de seguidores, pese a seguir tocando de pesadilla.

Por desgracia, con el dilema del pensamiento crítico se recrudece el pleito entre quienes consideran la cultura popular una degradación y los que celebran su democratización sin reconocer diferencias de calidad o jerarquía. Entonces, calificar como “basura” al 90% de la cultura popular puede sonar arrogante, porque implica asumirse como parte de una minoría iluminada encima de la “zopilotada”. Pero también subirse al carrito chocón del “todo vale y se vale” lleva a una situación donde no hay distinción de nada, y al no haberla la mediocridad triunfa… ¡y vaya que ha triunfado!


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¿Qué hacer?

Es aquí donde la Ley de Sturgeon no tiene por qué verse como un juicio moral, sino como una invitación a usar mejor el enfoque. Sabemos que el valor existe en ese 10% brillante, solo que suele estar enterrado bajo toneladas de spam. Sin embargo, como lo dijo Daniel Dennett en su libro Bombas de intuición y otras herramientas para pensar (2013): “No pierdas tiempo burlándote de la basura; busca lo bueno o ignórala”. En otras palabras, no juzgues algo por sus peores ejemplos, sino por lo mejor que ha dado.

Al final, reconociendo que hay mucho malo y poco bueno nos sirve para concentrarnos en lo que realmente vale la pena. Así le hicieron los pintores impresionistas: ante el arte académico y “bonito” del Salón de París, prefirieron ignorarlo en lugar de desgañitarse criticándolo. No los juzgaron por sus peores ejemplos (la producción masiva, burguesa y complaciente), sino que se enfocaron en crear su propio “mejor ejemplo”, desarrollando una nueva forma de ver y pintar. En lugar de burlarse de lo establecido, se callaron y revolucionaron el arte para siempre.



LA CULPA SIEMPRE ES DEL "HUEVÓN"

¿Por qué nos gusta consumir tanta porquería? Según la psicología cognitiva, la culpa es del flojonazo de nuestro cerebro, al que le importa un chayote la calidad. Él solo busca lo fácil, lo familiar y lo que no le haga pensar demasiado, pues con esto ahorra energía para lo único que realmente le importa: tu supervivencia, ya sea escapando de un oso grizzli o del grupo Trolebús, lo que ocurra primero.

Esto se conoce como sesgo de fluidez: para echar la fiaca y guardar energía, el cerebro te manda hacia estímulos sencillos de procesar y resolver. En términos culturales, tendemos a preferir lo simple, lo repetitivo y lo de cliché (canción pegajosa, película predecible) antes que algo complejo que exija mucha atención. También interviene la vieja trampa de la costumbre: ver algo mil veces acaba convenciéndonos de que nos gusta. Así, la sobreabundancia de cierto tipo de contenido “basura” produce una falsa sensación de valor, simplemente por el hecho de estar en todas partes.

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A su vez, caemos en el sesgo de confirmación: la tendencia a buscar solo lo que reafirma lo que ya creemos. Es el caso del típico pelmazo que asegura que las vacunas son peligrosas y se dedica a leer artículos que “prueban” su punto, ignorando toda la evidencia científica que lo desmiente. En el terreno cultural pasa lo mismo: solo vemos, leemos y escuchamos lo que reafirma nuestro gusto, ya sea viendo cine de autor para sentirte profundo o viendo Marvel para no pensar. No lo hacemos para descubrir, sino para reafirmar que nuestro gusto es superior y para que el mundo siga dándonos la razón.

También hay gran culpa en los creadores de contenido, que se dejan llevar por el llamado Efecto Dunning-Kruger: cuando los menos competentes se sienten expertos y llenan el mundo de mierda sin darse cuenta. En la era de YouTube, TikTok y la autopublicación, millones difunden canciones, novelas o cursos malísimos convencidos de su propio genio. Esa avalancha constante de mediocridad vuelve difícil distinguir lo valioso y nos deja con una infoxicación crónica: demasiada información, cero conocimientos.



APLICAR LA LEY STURGEON A LA VIDA DIARIA

Asumir que el 90% de lo que nos rodea es basura puede tener un efecto liberador y práctico. Esto porque nos inmuniza contra la ingenuidad y las expectativas poco realistas, evitando así una sucesión de decepciones.

Al adoptar la ley navegamos con más criterio y menos frustración, conscientes de que habrá mucho ruido antes de hallar ese magnífico 10%. Esto nos da una actitud más activa y selectiva, impulsándonos a buscar y filtrar, en lugar de tragarnos lo primero que aparece.


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Por otro lado, la Ley de Sturgeon fomenta la tolerancia y la paciencia, al entender que el 90% de mediocridad es un requisito necesario para la creatividad. Con esto en mente podemos ser más comprensivos con la mierda, pues es un paso inevitable en el camino hacia la excelencia.

Al final de todo, no hay que ver la basura solo como plaga, sino como parte natural del proceso creativo-social. Esto no significa conformarse, sino llevarnos a contribuir al 10% en lo que podamos.

Y si no lo logramos, al menos sabremos que estamos en buena compañía… con la mayoría, de hecho.


3 hábitos para fomentar el "gusto" hacia ese 10%:

1.-Exposición selectiva. Aléjate del consumo automático (algoritmos, tendencias, “lo que está pegando”) y busca deliberadamente obras, autores o ideas que te desafíen. El gusto crece por fricción, no por comodidad.

2.-Criterio reflexivo. No basta con sentir que algo “te gusta”: hay que preguntarse por qué. ¿Te conmueve, te reta, te ilumina, o solo te distrae? Esa pregunta separa placer de valor.

3.-Contexto y comparación. Hay que entender el contexto histórico, técnico o simbólico de lo que ves o lees, para permitirse distinguir entre una ocurrencia brillante y una copia bien maquillada.



Escríbeme tus comentarios a: echalehistoria@gmail.com




LECTURA SUGERIDA



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Demasiado Humano (1953)

Theodore Sturgeon






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Bombas de intuición y otras herramientas para pensar (2013)

Daniel C. Denett




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Mediocracia: cuando los mediocres toman el poder (2015)

Alan Deneault.





 
 
 

8 Comments


Guest
8 hours ago

Profunda y amena reflexión.

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Gerardo A. Brabata Pintado
a day ago

Querido tocayo, como siempre, brillante tu exposición y las reflexiones obligadas a que nos conduces. Coincido contigo; lo que no es nuevo, sino repetitivo del concepto en que te tengo como artista y como el excelente ser humano que me has demostrado ser, al paso de los años. Voy a buscar las obras que propones.

Me despido enviándote un muy cariñoso abrazo. Que sigas bien y produciendo la parte que ocupas del 10%,

Ahí queda eso...

Tu tío que te quiere

Gerardo, el de acá.

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a day ago
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Querido don Gerardo! Aprecio muchísimo sus palabras y el tiempo que se tomó en leerme, gracias de veras! Abrazo y cariño de regreso a gran velocidad!!

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Checocuas
a day ago

Que agasajo leerte, tu narrativa es extraordinaria, gracias por ser parte del 10% que nutre el pensamiento crítico. Abrazo grande y todo el éxito que mereces.

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a day ago
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Mil gracias por leerme, es un gran honor!!!

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Guest
2 days ago

Como siempre muy interesante y ameno...


Muchas felicidades chelamonster

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Arthur
2 days ago

Querido G.

Hay un 90% de verdad (9%) del 10, en lo que comentas en esta tan inteligente reflexión.

En mi más humilde opinión, solo falta agregar a tu ecuación EL DINERO PRONTO Y FACIL.

Esto es algo que ha dañado a las últimas generaciones - 40 años a la actualidad - que tiene sumidas a las personas en un conformismo y apatía QUE APESTA. Sin dejar de mencionar la falta de AMOR AL PROJIMO.

Cómo siempre, solo me resta una felicitación a tu persona y elocuencia.

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Guest
a day ago
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Primero, mil gracias por leer, querido Arthur. Y sí, toda la razón, la búsqueda del dinero rápido y fácil nos ha llevado a lo que dices, conformismo y apatía, y a una ausencia de brújula moral, donde lo primero que se pisa con tal de alcanzar el maldito doblón es el amor al prójimo y la empatía, olvidando que precisamente la cooperación entre corazones es lo que nos ha salvado como especie. un abrazo

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